a Agencia Española de Protección de Datos advierte de la necesidad de que los internautas controlen la información privada que difunden en la red, ya que los delitos tecnológicos se alimentan de ella. Ni la estafa ni el correo basura serían posibles si el ciberdelincuente no tuviera acceso a los datos del correo electrónico de sus potenciales víctimas.
Poco podía imaginar María Ángeles Yáñez Moreno, cuando reenvió hace más de dos años un e-mail aparentemente inofensivo a sus compañeros de trabajo, que su nombre iba a dar la vuelta al mundo.
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