Estados Unidos realizó un programa experimental para prevenir la obesidad entre sus soldados, entregándoles unos relojes deportivos con los que medir su actividad.
Los soldados los utilizan diariamente cuando se van a correr. El problema ha venido cuando muchos de ellos lo han conectado con una aplicación social que permite “compartir con el mundo” las rutas (aunque sea de manera anónima).
Los responsables de la app han elaborado un “mapa de calor” destacando las rutas “populares”. Esta funcionalidad ha permitido detectar algunas bases secretas de los Estados Unidos, precisamente porque muchos soldados convertían en “populares” las pistas de las bases secretas de Irak y Afganistán.
Es una de las primeras consecuencias del “internet de las cosas”: Cada vez hay más y más datos que no teclea ninguna persona, sino que se obtienen de los dispositivos conectados (relojes, pulseras, coches, routers, sensores industriales, sensores domésticos…) y que se utilizan con finalidades distintas a la que imaginaba el propietario del dispositivo.
Fuente del artículo: http://cadenaser.com/ser/2018/01/29/ciencia/1517211676_231203.html